La creatividad es la única forma de recuperar la identidad de alumnos y docentes

Frente al trabajo repetitivo y sin sentido, frente a la cultura del esfuerzo sin propósito claro y significativo, frente a tareas descontextualizadas y desconectadas, la creatividad es el reencuentro gozoso con las propias potencialidades y talentos, con la automotivación intrínseca a todo aprendizaje “natural”.

En esta permanente crisis que atravesamos, la incertidumbre no tiene por qué ser sólo el hábitat del miedo y la reacción visceral al futuro y a lo desconocido, sino también la oportunidad de ser creativos y reinventarnos como individuos y como humanidad.

De ahí la importancia de rescatar la creatividad en la escuela con experiencias gratificantes que permitan:

  • conectar con uno mismo.
  • Explorar los talentos y capacidades.
  • Salir del juicio y las creencias limitantes.
  • Generar espacios de positividad y potencialidad.
  • Funcionar desde altas expectativas sobre nosotros mismos y nuestros alumnos.
  • Recuperar el juego y el disfrute haciendo, pero sobre todo siendo.
  • Aprender por Competencias que construyan el sentido de Ser.
Photo by William Iven on Unsplash

La creatividad es intrínsecamente humana

La creatividad no ha de ser sólo territorio exclusivo del arte, la música o la plástica.

La creatividad, en cuanto a la capacidad de resolver problemas de manera innovadora, es también territorio de las ciencias o las letras; en definitiva es intrínsecamente transversal al saber y al ser humano.

Precisamente es ese carácter transversal el que “habilita” a la creatividad como potencial precursora de aprendizajes significativos, que tengan sentido para los alumnos y sus vidas y que permitan construir sinergias de aprendizaje superando los viejos paradigmas que parcelan el conocimiento.

Nuestro cerebro funciona de manera irradiante, no secuencial. Y tampoco podemos separar en la acción de aprender las emociones del pensamiento, ni al hemisferio derecho del izquierdo; ya que nuestros sistemas biológicos y neurológicos funcionan en coherencia sistémica cuando somos creativos.

La creatividad no es una moda, y si lo es bienvenida sea. Pues nada mejor que la creatividad para amueblar a cerebros que deben afrontar un futuro incierto y vulnerable.

Estamos educando a niños del siglo XXI para un futuro que aún no existe. No podemos seguir educándolos como se hacía en la Era Industrial cuando o se gestó la escuela tal y como la conocemos tradicionalmente y cuyo modelo aún se perpetua hoy día.

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Obstáculos para ser creativos

La incertidumbre genera miedo, un miedo que paraliza nuestras capacidades creativas.

El miedo es un mecanismo necesario para la supervivencia. Conforme evolucionamos hemos de aprender a no dejarnos secuestrar por ese miedo, porque vivir con miedo es vivir en estado de supervivencia permanente, disminuidos, atenazados…

Por ello para ser creativos hay que sostener esa tensión que genera la incertidumbre (¿qué pasará?) y salir de nuestra zona de confort (de inercia prefiero llamarla yo) y entrar en esa zona de aprendizaje donde los problemas se convierten en retos y las crisis en oportunidades.

La creatividad implica salir del pensamiento acostumbrado y generar pensamiento productivo. Para ello hay que superar varios obstáculos:

1.- Nuestro cerebro está diseñado para funcionar gastando la menor energía posible. El cerebro no está diseñado para hacernos felices sino para protegernos (instinto de supervivencia). Así que para ser creativos hay que crear el hábito de salirse de las paredes del pensamiento acostumbrado, de nuestros hábitos cognitivos, lo que requiere un esfuerzo extra, pero también produce placer en el logro y la adquisición de mayores competencias (aprendizajes).

2.- La presión del grupo y el miedo al qué dirán, a las críticas y juicios propios y ajenos. Dentro de nosotros hay una tensión entre nuestra Libertad y el atenerse a las normas establecidas. Ser creativos es atreverse a “dar la nota”, a ir contracorriente  para ser congruentes con lo que somos.

3.- Los estados emocionales que provienen del miedo obstaculizan el despliegue de la creatividad. La creatividad es emocionalmente positiva. Para ser creativo hemos de vivir en estados emocionales potenciadores, que propician el asombro, la curiosidad, la alegría, el gozo o el descubrimiento.

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La competencia creativa

La creatividad no es un concepto, es una manera neurológica y biológica de funcionar; es una actitud, una manera de Ser y vivir.

Ser creativos es la mejor actitud para desarrollar nuestras capacidades y talentos. Es una actitud que nos saca de los resortes limitantes del miedo y nos lleva a estados de potencialidad desde el positivismo y el amor.

La creatividad no es solo para lo externo, sino fundamentalmente para el diseño de nuestro “mindset”, nuestro sistema operativo interno, el que piensa, siente, toma las decisiones, etc.

La creatividad es la única manera de recuperar nuestra identidad esencial como personas. Somos más creativos dentro de nuestras inteligencias múltiples, en nuestras fortalezas y talentos.

El desarrollo de una sociedad compleja como es la nuestra ha de venir acompañada de un aprendizaje y una educación que supere los mecanismos del miedo, de la baja autoestima para construir una cultura de la potencialidad humana.

Con Seligman y Peterson, ya en los años noventa del siglo pasado, la psicología no se centra en lo disfuncional exclusivamente sino en el desarrollo de nuestra potencialidad. La Psicología positiva trata de encontrar los medios para el desarrollo de una vida plena y con sentido. Su paradigma de las 24 fortalezas es una manera de objetualizar lo que nos hace más humanos y lo que nos aporta sensación de sentido, plenitud, gozo y felicidad.

Llevar la creatividad al aula

El reto es llevar estos paradigmas a nuestras aulas. Nos resulta difícil porque choca con la corriente predominante, con los hábitos de hacer desde los paradigmas establecidos que son creencias internas férreas de lo que debe ser un aula y lo que debe desarrollarse en ella.

Sin embargo entrando en modo creativo aparece la manera de hacerlo. Es decir, primero el paradigma creativo ha de instalarse dentro de nosotros y ser una semilla que desarrolla un árbol de proyectos, maneras de ser, ilusión, motivación y trabajo constante en una dirección. Después los resultados aparecen.

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Cómo llevar la creatividad al aula:

1.- “Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”, decía Ghandi. Es decir, incorpora en tu presencia, en tu actitud y en tus relaciones el paradigma positivo y capacitante de la creatividad.

2.- Genera y despliega un ambiente emocionalmente positivo, de altas expectativas y de sana autoestima, estando cada vez más tiempo en un estado interno potenciador.

3.- Fórmate en creatividad e incorpórala a tu vida como una competencia docente más.

4.- Invierte tiempo en tu desarrollo personal, en el autoconocimiento. Eso te llevará a estados más flexibles y coherentes en los que funcionarás menos desde los mecanismos reactivos del miedo y más desde actitudes conscientes y proactivas.

5.- Aplica la creatividad en el aula de manera específica con actividades concretas de desarrollo creativo (ver www.neuronilla.com).

6.- Aplica la creatividad en todo lo que ya sueles hacer: debates, tareas, actividades, proyectos, trabajos, investigación, etc.

Cuando tenemos una visión, soñamos con ella y la amamos, encontramos la manera de hacerla realidad en nuestra vida a través de nuestra creatividad.

ROBINSON, K. El Elemento. De Bolsillo-Clave.

SELIGMAN, M. E. P. (2011). La vida que florece. Barcelona: Ediciones B.

SELIGMAN, M. E. P. (2017). La auténtica felicidad. Barcelona: Ediciones B.

Técnicas creativas: www.neuronilla.com

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