Hay victorias que son derrotas y derrotas que son victorias.
En ocasiones la vida nos pone límites para que aprendamos la verdadera libertad. Que tiene más que ver con el desapego y el soltar que con la necesidad de control y de satisfacción.
La Vida nos recuerda que no siente vamos a conseguir lo que deseamos. Y en ello se encierra una gran lección con la que aprender aceptación y humildad, para dejar de creernos el centro del universo y darnos cuenta de que formamos parte de una gran cadena de seres de la que no estamos separados y con la que podemos aprender a cooperar.
Aunque para nuestro pequeño ego suponga este pensamiento un sacrificio, o la idea de perder algo, en ello nos va eso que tanto perseguimos que es una sensación de plenitud o felicidad; no como sentimiento sino cómo estado de conciencia perdurable.
Somos aprendices de la Vida.
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