Espectacular lo mostrado en este video. Es una escena en la que me he visto muchas veces en el aula… Aparcar tus propias necesidades y estar disponible a las necesidades del otro, acompañar desde el respeto al otro y el creer en que puede aprender con paciencia y consideración, sin comprar el discurso de la descalificación, la baja autoestima o los caprichos de la personalidad. A eso lo llamamos la firmeza amorosa. Y es una expresión de autenticidad, de alineación con nuestra propia Esencia.

Los docentes solemos caer en la crítica o la impaciencia por etiquetar y no ver al otro, sus potencialidades y capacidades. Ser docente desde el alumno que aprende y no desde el docente que enseña nos descubre otra Educación basada en el vínculo afectuoso con la potencialidad de toda persona, invitándola a dar lo mejor de sí.

Como docentes, padres, hermanos, hijos, amigos… Hay un descubrir una mirada apreciativa que va más allá de los modelos interioridades que nos dictan como han de ser las cosas, los demás, la vida. Y entonces podemos entrar en conexión con lo que es, con lo real. Y podemos responder sin automatismos con lo más necesario a dar, dando entonces lo mejor que somos.

Es un video que sintetiza y nos enseña a las mentes complicadas cómo hacer las cosas mejor y de manera simple. Porque la vida es sencilla. Es la mente del ego, la personalidad, la que la complica con elaboradas teorías, ideologías, creencias que construye para sentirse segura.

Cuando estamos abiertos aprendemos de todo y de todos. Y hasta la persona más humilde puede aportarnos una clave importante. Por eso es importante desaprender con la mente para aprender a observar con mayor profundidad desde el corazón, con una mirada limpia. Entonces dejamos de repetir el contenido mental que nos piensa para poder así ser creativos en cada momento presente. Es una de las bases de la calma, el bienestar y la plenitud. Porque dejamos de resistir con la vida, las neurosis bajan de intensidad y se diluyen desde una mente que acompaña otros ritmos que no son ya los de la mente sino los de la contemplación.

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